martes, 27 de abril de 2010

ziploc

Si es cuestión de elegir, que no es el caso, elegiría soplarte…
esparcir tus miguitas por toda la mesa, por el cuarto, que lleguen al piso…
elegiría barrerte empujarte entre las cerdas de la escoba hasta la palita con mango largo, así… sin siquiera agacharme para tener que levantarte...
Caminar con tu ser suspendido ahí, revuelto con cenizas... papeles...
una tapita de sprite y polvo de mi… Así, llegar a la bolsa, tirarte adentro. Cerrarla… cerrarla bien. Quizás con dos nudos.
Sacarte a la calle… mirar por la ventana hasta que pase el recolector…
o mejor aun! Esperar afuera y alcanzarle la bolsa al chico,
que no se la olvide… que me asegure que mañana, cuando me despierte… no vas a estar ahí...

Una vez el proceso terminado, entonces si, podría sentarme...
sin ningún apuro…
a tomarme un te de hierbas y extrañarte sin consuelo.