jueves, 8 de octubre de 2015

otro diez de marzo.

Un día como hoy hace 16 años atrás también fue 10 de marzo. Eso es algo muy evidente, pero fue el 10 de marzo que mi mente iba a marcar que cada año de mi vida un día como el de hoy pensara en vos. Esta vez me encuentra lejos del escenario original, si supieras por donde ando, estoy en un bus que me lleva del centro de bruselas al aeropuerto y mientras miro para afuera, cansada de la vida de turista y ya con ganas de llegar a casa, miro por la ventana y te pienso. Y por esas cosas de la vida que reniego de llamar casualidades aparece en el medio de la ventana una planta de refinería como la que vos frecuentabas para ir a trabajar, esa que es igual a la de los simpsons, si. Esa. Se me caen la lagrimas de golpe. Podrá ser casualidad? Podrá ser que me estas guiñando un ojo desde algún lugar? Hace 16 años yo era una nena. Creo que ese día hacia calor o en mi recuerdo me veo desabrigada aunque quizás pueda ser una metáfora de mi mente. Se que ese día empezaban las clases porque recuerdo que le dije a la maestra (o profesora?) que se había muerto mi papa y también recuerdo que ella me palmeó o algo así y me dijo que no me preocupe que después le pregunte a mis compañeros que habíamos hablado y que si quería podía no prestar atención. No se si ella supo que hacer con esa información e hizo lo que pudo. Igual que yo. Recuerdo que me senté presente en el aula pero ausente de sentidos y de noción tiempo espacio. No se porque decidí no ir a velarte a despedirte a mirarte por ultima vez. Por momentos necesito volver atrás e ir y verte ahí, de esta forma es como si hubieses desaparecido de una manera más mágica de un día al otro pero ahora en la adultez necesito por momentos la cruda imagen de la muerte en tu cara. De entenderte para siempre en el otro lado de la vida. Hace 16 años atrás tenía 14 y ese fue el tiempo que nos toco compartir. Parece mucho pero deja de serlo cuando te das cuenta que los recuerdos empiezan a los 5 pero recién a los 7 u 8 tenes cosas mas concretas. Eso nos deja en un promedio de 6 o 7 años compartidos. En 30 que tengo es un porcentaje que se me antoja escueto. Porque creo que me volví más interesante ahora y quisiera saber que pensas sobre muchas cosas. Quisiera escucharte hablar. Debatir. Quisiera mirarte con amor. Y me gustaría que me abraces porque no tengo ese recuerdo en el cuerpo y me hace falta. Bueno no se bien para que empece a escribirte esto pero supongo que en definitiva quería simplemente saludar a tu ausencia y recordarte en este lugar del mundo tan frío y tan lejano a nuestra casa. Nuestra casa, suena tan raro. Bueno viejo, estas lagrimas tienen sentido porque vienen a decirme que si bien el tiempo que compartimos fue poco fue el suficiente para que 16 años después aún te necesite. Te mando un abrazo, interestelar.

lunes, 19 de enero de 2015

La Hidra. recortes de un diario que no fue.

Me imagino que parte de la insoportable angustia que siento tiene que ver con mi cabeza y nada más. Lo que me lleva nuevamente a pensar que el núcleo de todo este malestar radica en la ansiedad. Necesito, pero realmente, preciso tener pleno poder sobre el futuro, alguien en la sala que sepa como lograr eso? vivir así, a tontas y a locas, dando pasos sin saber que consecuencias puede traer, o que va a pasar si hago esto o digo aquello o si guardo silencio o si no llamo o si supiera que… Esas son algunas de todas las conjeturas que mi cerebro a diario debe repasar una y otra vez. Por cada tema, por cada decisión. En consecuencia no digo no llamo no hago o hago digo y llamo pero con el miedo por lo incierto de sentir que estoy soltando un globo al aire. Obsesiva compulsiva impulsiva y varias otras cosas más. Mi psiquiatra hoy me dijo que debo acostumbrarme a esto. a vivir así, conmigo digamos. Con mi cabeza, que es ésta. Con mi ansiedad, que según él, es parte del adn de la gente. Esta el ansioso como puede estar el pesimista o el vasomediollenista o que se yo, mil variantes. Ustedes sabrán. A mi me toco ésta. No me quejo, es decir, si me quejo, pero sé que podría ser peor. Es insoportable vivir apurado, con la cabeza en el siguiente paso, con el cuerpo en el próximo destino, con el corazón en la próxima pérdida. Porque a mi la ansiedad me pega como al que le pega mal el faso. Es una voz catastrófica que me lleva hacia adelante para mostrarme lo mal que voy a estar, entonces ya que estoy arranco a angustiarme ahora. Lo escribo y suena tan obvia la solución, tan simple de resolver. Pero no. La verdad no. Mis ataques de pánico por ejemplo, es la sensación de la muerte inminente. Sólo los que tuvieron la desgracia de tener ataques de pánico pueden entender lo inhumano que es vivir muriendo día tras día. La certeza del fin. Eso es la ansiedad. porque nunca es ahora, porque nunca es este instante que estamos viviendo. es el que sigue y en el que sigue todo ira mal. O al menos no tenemos la certeza de que ira bien, que para cabezas como la mía, resulta que es lo mismo. La única certeza de todo esto, es la muerte. La sensación digo. Y me quiero bajar, me quiero bajar de este auto que está en automático y me marea. Quiero entregarme al no saber. al esperar. quiero poder vivir sin querer el control remoto en la mano todo el tiempo. Dejando que la vida me sorprenda, porque seguramente también sorprende para bien. Confiar? eso. confiar. creer en mí como creo en Dios. con una fe ciega. Pero acá estoy, con 30 años, creyéndome demasiado grande para casi todo. Con la sensación de estar llegando tarde a no se dónde. Intentando definirme en una sociedad que exige que vos sepas que queres ser, quien queres ser, a donde queres ir. Y fallar, fallar es la muerte. Fallar es ser un paria, es perder. Y no. En el fondo sé que no. que sólo es una de las variantes de tragedia que vive en mi cabeza, fallar es parte de la experiencia, equivocarse es parte del aprendizaje. Es que tengo en mi cabeza a esa Hidra, con mil cabezas, con mil voces con mil puntos de vista. todos queriendo ser validos al mismo tiempo. todos queriendo imponer su verdad. En el medio de ellas, perdida, tímida, quisiera creer que existe la que soy yo. Pero eso tampoco es cierto. Soy todas esas. Necesito, aunque sea complejo y me lleve quizás la vida, hacer que todas esas se quieran, se miren con amor, se cuiden mutuamente. Sin darme cuenta un día seré una sola voz, una sola mano que acaricie, un solo cuerpo que se acueste, una sola vida que no se me pase muriendo.