viernes, 14 de abril de 2017

santo grial

Se fueron para siempre la palabras. 
Aún suenan en mi mente algunas frases y trato de guardarlas, esconderlas del olvido y sacudirle las telarañas. 
Ya no están ni en tu voz ni en ese papel virtual que me las trajo como cartero hace años. 
Ya no dicen lo que dijeron ni siquiera en megabits no tengo modo de replicarlas de leerlas y pensar que son actuales, que es hoy que vos decís y yo te creo, que es ahora y para siempre el para siempre que juraste y te jure.
Había un te amo. Lo recuerdo. No sé si fue el único pero ese lo recuerdo porque fue el primero. Lo releí mil veces el día que llegó. Estaba sentada en una oficina nueva en una ciudad nueva en una computadora prestada. Un mail con tu nombre, menos de un párrafo escrito diciendo que no me ibas a poder hablar a la hora que habíamos quedado, que estabas cansada de vivir así, que te disculpe y "te amo" así terminaba. 
Esas dos palabras ahí plasmadas que habían soltado tus dedos con naturalidad? o con la consciencia del significado y del resultado del impacto de la palabras contra mis pupilas? Habrás sido consciente en ese momento que escribirlo y luego enviarlo abría un agujero en mi corazón? Un agujero negro, en medio de mi universo, una fuente de energía que succiona todo que se lo lleva, que come planetas, mundos... disparaste un té amo y yo, naturalmente, morí de amor.
Y tuve en mi poder ese documento, algo para hacerme saber que no estaba loca, que no me lo inventé. hubo un día señores, en que esto fue real. Acá lo dice. Es la observación empírica. La matriz de mis anhelos. Acá está y es mío. El santo grial de nuestro amor.


Ya no está. Ni tampoco vos. O vos si, es cierto, pero no sos esa. Ella. La que escribió. La que pensaba en mi, y me decía que imposible vernos imposible hablar imposible lo nuestro pero te amo y eso es para siempre.
Quisiera leerte otra vez. No ahora. Digo a esa que me escribió. Que una madrugada me sorprendió con una invitación a su mundo a su boca a su cama y una tarde cualquier me robo un beso de novela que me dejo muda el resto de la jornada y una noche me mostró su piel y se llenaron mis manos de algodón y mi boca comía pedacitos de cielo, instantes de vida.


Ya nos fuimos. Ya no somos siquiera esas. Las que trascendían la historia real y quedaban grabadas en oraciones y entrelíneas. 
Se fueron las palabras. Para siempre se fueron. Y me destruye.
No seremos más ni en el recuerdo, y cada vez más parecidas a la realidad, cada vez más lejos de lo que casi pudo ser. 
Casi.
Y ya no.
Me toca extrañarte también ahí.

En las palabras que dijimos y se llevó el tiempo.

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