lunes, 23 de septiembre de 2013

parte 1.

A. Entro a tu casa y siento la contingencia de días y cambios de piel que pasaron por ese saguan. Todo detenido en el tiempo, salvo el tiempo en sí. Allá, donde debían estar tus huellas ahora se puede sentir el olor a blem que Graciela pasó hace unas horas atrás. Acá, la jugada detenida sobre el ajedrez. Mire el primer peón blanco, y sonreí. después, no se porque, sentí ganas de llorar, Entendí que ese peón estaba como yo, paralizado ante tu partida. Ya no cumpliría su destino, el destino que tu mano le encomendó al adelantarlo... al elegirlo a él de entre todos los de la fila, vaya uno a saber que misión heroica o suicida habría imaginado tu mente para él. ahora ya nadie lo va a saber. Decido guardar todo el juego. Canto tablas cuando la lagrima ya se empieza a caer.



 B. Ella está acá, sentada en su sillón, en el de siempre... al lado está el de él, mi tío se sienta. Nadie se banca el espacio vacío y si no se sentaba él me zambullía yo. tenemos un acuerdo tácito: Todo menos su ausencia. Decía que ella está ahí, acá. La observo, mientras mueve su mano derecha, dibujando un ocho en el aire. Ella mira a todos, a veces participa de la conversación y pocas veces atina con el tema del que se está hablando, pero aún así nosotros la participamos en cada coma, en cada punto, en cada absurdo detalle que se dice. No queremos que se pierda nada, aunque en verdad creo que lo que intentamos es que no se pierda ella. No es quién supo ser, y no hablo de su juventud que quedó hace bastante en el recuerdo, ni hablo de su capacidad motriz que con 90 años se encuentra bastante reducida. Hablo de Irene, la Irene de Tito, la que se prendía sólo con su mirada. Siempre pensé que ellos guardaban un secreto, que algo mayor al amor los hacía cómplices.. Que por esa razón se juraron la eternidad, y hasta el último aire que pudieron tomarle al mundo lo cumplieron. Cómo no ser idealista, romántica y frenética soñadora si pude ver sus miradas, si mire sus manos tocarse, tomarse y elegirse durante años... pasaron huracanes, guerras mudanzas, hijos, lagrimas, se bebieron el mar y comieron juntos del mismo copo de nieve. Hamacaron hijos, criaron perros y guardaron fotos que documentan hoy, un historia de cuento.



 C. Ahora todo cambio, se pierden las cosas, la heladera se congela, se les muere el alma a los rincones que no escuchan tu voz. Tu almohadón lo acomodó Marita en el lugar en el que va, y sin embargo ya no es tu almohadón y ya no está en su sitio aunque lo haya dejado sobre tu sillón, porque ese ya no es un lugar si no es tu lugar... y no. no y no. y mil ejemplos me gritan que NO en la cara. Dejarte ir es una de las tareas mas difíciles. Tu casa, que fue nuestra, es fría. le faltan tus manos a todo lo que toco, o tu voz al ruido, o tu luz a mi noche. Hoy es el primer día que te visito, y estas las primeras palabras que puedo plasmar. ya sos parte del aire, ya sos lo que soy yo, te respiro, te internalizo... me llenas de vida todo el pecho. Ahora entiendo que no vengo a tu casa, porque hoy soy tu casa.

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